Also sprach Zarathustra - Friedrich Wilhelm Nietzsche | (Starten)

           Al cumplir los treinta años¹ Zarathustra abandonó su patria y los lagos de su patria, y se retiró a la montaña. Allí podía gozar de su espíritu y su soledad, y así vivió durante diez años, sin fatigarse. No obstante, al fin su corazón experimentó un cambio; y cierta mañana en que se levantó con la aurora naciente, se encaró con el Sol y le dijo:
«¡Oh, Tú, Gran Astro!» Si te faltasen aquellos a quienes iluminas, ¿qué sería de tu felicidad? Durante diez años, día tras día, has comparecido ante la boca de mi cueva: de seguro que ya te habrías cansado tanto de tu luz como de tu girar eterno, a no ser por mí, por mi águila y mi serpiente. Pero nosotros te aguardábamos todas las mañanas, recibíamos de ti lo que te sobraba, y te bendecíamos con agradecimiento.
Pues bien: ya estoy hastiado de mi sabiduría, como lo están las abejas que han acumulado un exceso de miel. Yo necesito manos que se tiendan hacia mí.
Yo desearía otorgar y repartir mercedes, hasta que los sabios entre los hombres volvieran a gozar de su locura, y los pobres a gozar nuevamente de su riqueza.
Para ello debo descender a los abismos², al igual que lo haces tú cuando cae el día.

1.       En la imitación, corrección e inversión, en dosis distintas, del Evangelio, que es en gran parte el Zarathustra, Nietzsche comienza por dar como edad inicial del profeta de su evangelio los treinta años, la edad inicial del Jesús de los sinópticos. Pero mientras a los treinta años Jesús empieza su predicación, Zarathustra se retira a las montañas, como etapa previa. Y esta etapa, de incubación, va a durar dieza años.

2.       Untergehen, «ir hacia abajo» (Zarathustra, de la montaña al valle; el Sol, del mediodía al ocaso), significa hundirse, sumergirse, también ponerse (el Sol), y perderse. Untergehend es el «poniente». Indudablemente Nietzsche juega con la reunión de todos esos sentidos.

Notas del traductor.

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